Evasión o Victoria: El partido de la muerte

Posted by Dani on miércoles, marzo 24, 2021 with No comments

¿Qué tal si hoy hablamos de futbol? ¡Es broma! Pero como tengo por costumbre de hacer de vez en cuando, el otro día volví a escoger una nueva película clásica a retrovidear y la seleccionada esta vez fue Evasión o Victoria (Victory, John Huston, 1981), una mezcla a priori imposible entre cine bélico y hazañas deportivas, por lo que en honor a la verdad este artículo si que va a parecer una crónica balompédica.

Justamente ahora que estoy enfrascado en la escritura de estos artículos cada vez que reviso una película que encaja con la temática de La Retrovisión, se me ocurrió tras su visionado realizar el ejercicio de buscar y leer algún comentario de otros blogueros que hubieran escrito sobre esta atípica cinta bélica. Algo sorprendente es que más allá de las opiniones que se pueden encontrar en páginas generalistas como FilmAffinity, otra de las menciones que encontré que más me llamaron la atención fue en un blog de otro cinéfilo de opinión totalmente negativa sin paliativo alguno.

Sin ser tampoco ninguna maravilla, una crítica de tanta dureza me pareció igualmente inmerecida. Curiosamente, más que en webs de cine, de Evasión o Victoria se habla bien en blogs deportivos, donde la cinta de John Huston es celebrada por su acertado retrato del deporte que ilustra y en donde se habla más en detalle de los jugadores profesionales que participaron en la película y su relación con otros actores como con Michael Caine, con el que hicieron buenas migas (y wiskis al anochecer).

Sin duda puedo estar de acuerdo que en comparación a otras obras del ya veterano por aquel entonces John Huston, como El tesoro de Sierra Madre (1948), La reina de África (1951) o El hombre de Mackintosh (1973)… Evasión o Victoria no puede dejar de considerarse como una caprichosa obra menor. Estas obras, más de corte personal o centradas en una historia que por alguna razón su realizador quiere contar, suelen ser bastante a menudo maltratadas y despreciadas por público, crítica o ambos.

Salvando las distancias, pues realmente detrás de la propuesta de John Huston había un claro interés comercial que trataba de explotar la figura de Pelé y el notable crecimiento de aficionados al fútbol que se estaba produciendo a principios de los ochenta en los Estados Unidos, el caso de Evasión o Victoria me puede recordar a otros como el de Tormenta Blanca (White Squall, 1996) de Ridley Scott, película de un director ya consagrado y que podía permitirse ya hacer lo que le viniera en gana.

Que a John Huston se le antojase dirigir una película bélico-deportiva cuando en realidad no tenía mayor interés personal por el futbol, vino dado por su amistad con “O Rei” Pelé, sin la cual Evasión o Victoria nunca hubiera existido. Lo bueno, es que posiblemente sea de las pocas películas de temática futbolera dignas de ser vistas, o que por lo menos en cierta forma captura de una forma encomiable el ambiente entorno al deporte rey, razón por la que es tan bien recordada.

Como productora a financiar la aventura, la Paramount Pictures dio su beneplácito al excéntrico proyecto de Huston al darse cuenta del seguro filón en taquilla que la presencia de Pelé garantizaría. Siendo por aquella época Huston una de las últimas leyendas del Hollywood clásico, al director, ya prácticamente jubilado, se le dio licencia para rodar lo que hoy en día equivaldría a una película de amigotes, con una única condición impuesta por la Paramount: que un pujante Sylvester Stallone se uniera al reparto… así que lo único que había que hacer era buscarle un papel.

Resolviendo esa pequeña exigencia de guion, se trataba de hacer una película con Pelé como estrella del reparto (con permiso de Stallone y los veteranos Caine y Sydow), así que solo faltaba encontrar una buena historia que diera algo de épica a la cinta. Et voilà… los hechos reales alrededor de un partido de futbol que tuvo lugar entre prisioneros y soldados durante la Segunda Guerra Mundial se perfilaba como el contexto perfecto. Aunque eso sí, esta versión sería narrada de una forma inverosímilmente edulcorada, en una de esas cintas bélicas de antaño en las que se presentaba a los nazis como individuos más o menos razonables.

“Las naciones deberían resolver sus diferencias en un campo de futbol; sería más civilizado.”

Coronel von Steiner - Evasión o Victoria

La historia real entorno a la que gira el argumento de la película, se refiere al llamado Partido de la Muerte, celebrado el 9 de Agosto de 1942 en el estadio Zenit de Kiev entre un equipo de prisioneros de guerra (FC Start) y otro formado por soldados de la guarnición alemana de la Luftwaffe (Flakelf). Lo más destacable, es que los que componían la alineación del FC Start no eran unos prisioneros de guerra cualquiera, sino que este estaba formado por veteranos del Dinamo y el Lokomotiv de Kiev, jugadores profesionales antes de la invasión alemana de la Unión Soviética que se vieron obligados a tomar las armas ante la invasión alemana y acabaron siendo capturados y presos durante la ocupación.

En una liguilla que se jugaba en la Ucrania ocupada, durante semanas y pese a la malnutrición que padecían, los miembros del FC Start habían ganado todos los partidos que habían jugado contra guarniciones locales. El 6 de Agosto de 1942 ganaron al Flakelf, un equipo compuesto por miembros de la guarnición de la Luftwaffe, y estos pidieron una revancha que se jugaría tres días después, el 9 de Agosto, en el estadio Zenit de Kiev.

Bien claro se dejó a los jugadores del FC Start que las represalias serían brutales si esta vez no se dejaban ganar por el equipo alemán, pues esas victorias representaban un intolerable desafío que podía socavar la moral alemana. Que el partido de vuelta fuese a ser pitado por un oficial de las Waffen-SS ya deja clara la flagrante falta de imparcialidad.

Lejos de dejarse amedrentar, los jugadores del FC Start decidieron jugar como siempre, proponiéndose jugar de la forma que habían ganado a todos los rivales con los que se habían cruzado hasta el momento en esa inocente liguilla de guarniciones. Así, pese al juego agresivo de los alemanes y las faltas cometidas por estos desde el primer minuto (evidentemente ignoradas por el árbitro comprado), el FC Start consiguió de nuevo imponerse al Flakelf por 5-3, y las consecuencias no se hicieron esperar.

Pocos días después de la finalización del partido, muchos de los jugadores fueron detenidos y torturados por la Gestapo bajo falsas acusaciones de espionaje y pertenencia al NKVD (el servicio de inteligencia soviético), para ser a continuación enviados al campo de concentración de Syrets. En aquel lugar, solo tres de los jugadores participantes en el Partido de la Muerte sobrevivirían hasta la liberación.

Fue después de la guerra con la divulgación del relato del Partido de la Muerte por los supervivientes del FC Start, que esta historia se convirtió en un ejemplo de dignidad deportiva y resistencia que sería popularizada y recordada como tantas otras historias tras el final de la contienda hasta que fuera llevada al cine. A este respecto poco se sabe, pero es que Evasión o Victoria fue en realidad un remake, pues la película húngara Match en el Infierno (Zoltán Fábri, 1961) fue la primera en llevar a la gran pantalla esta historia.

Quizás como homenaje a los hechos reales, John Huston en su cinta se llega a hacer eco de los jugadores reales del Dinamo de Kiev, que son “rescatados” del campo de prisioneros de guerra en el Este en el que se encontraban recluidos para ser fichados como jugadores de la alineación del equipo de naciones aliadas que deberá enfrentarse a la selección alemana. Triste aspecto con los que aparecen estos, como sutil referencia a las calamidades sufridas por las que apenas tienen fuerzas ni para mantenerse en pie.

Con tan funesta inspiración, Evasión o Victoria no deja de ser una edulcorada fábula épica que recuerda vagamente los hechos reales en la que está basada. En la ficción la historia empieza cuando Von Steiner (Max von Sydow), un caballeroso y digno oficial de la Wehrmacht que, casualidades de la vida había sido jugador profesional de futbol antes de la guerra, visita un campo de prisioneros de guerra aliados que más que una cárcel parece un club de campo.

Siguiendo con la cadena de casualidades, Von Steiner observa jugar al futbol a los prisioneros, y como el mundo es un pañuelo, justamente reconoce entre ellos a un antiguo contrincante del terreno de juego, John Colby (Michael Caine), con el que tras entablar una palabras recordando sus tiempos de gloria, decide que montar un partido de futbol entre soldados alemanes de la guarnición y los prisioneros del campo sería una genial idea para levantar la moral y estrechar lazos. Lo más normal del mundo, vaya.

Argumento totalmente inverosímil donde los haya, pero es que así eran antes algunas películas bélicas sobre la Segunda Guerra Mundial, con escasez de tremendismo, pero llenas de respetables oficiales prusianos y argumentos como este rayanos en el absurdo. Esta combinación, impensable hoy en día por su incorrección política, ha dado lugar a disparates como esta Evasión o Victoria, o como a Los violentos de Kelly (Kelly’s Heroes, Brian G. Hutton, 1970) por citar otra perlita de cine totalmente irreverente.

El caso es que al buen prusiano, tal como era de esperar, el asunto se le acaba yendo de las manos al comentarlo con sus superiores, que ni hartos ni perezosos ven una fantástica oportunidad propagandística en organizar un partido a bombo y platillo en el que se demuestre la superioridad racial alemana en un partido frente a las naciones aliadas con cuanto más público mejor... y es que de propaganda el III Reich sabía un rato.

Así, lo que lo que iba a ser una pachanga entre prisioneros y soldados del campo se acaba convirtiendo en el partido del siglo, que demostrará de forma indiscutible la superioridad aria, y que se jugará en el estadio olímpico Yves-du-Manoir (estadio de Colombes en realidad) en París ante nada menos que 50.000 espectadores (extras enrolados a base de bocadillos gratis y falsas promesas de gloria vestidos a lo fiebre del sábado noche… ¡compruébese observando en detalle las escenas en primer plano del público y su poco guerrillero atuendo!).

Siendo el partido el momento cumbre del metraje que todos estábamos esperando, el dilema sobre escapar a media parte o quedarse a humillar a los malditos boches en una segunda parte en la que habrá que tirar de épica, se planteará gracias a los esfuerzos previos de Robert Hutch (Sylvester Stallone) por contactar con la Resistencia Francesa. Robert Hutch… bufón del grupo y anticristo del balón, un canadiense que no tiene pajolera idea de futbol y cuyo único interés consiste principalmente en escapar del campo como sea.

Lo cierto es que el personaje de Stallone desentona con la piña formada por la soldadesca aliada como si de un pulpo en un garaje se tratara, y es que la forzada e impuesta participación del potro italiano en el reparto se manifiesta en un papel que destaca más como un pegote en el guion que como una trama que sea necesaria para la historia, con rocambolescas situaciones que justifiquen una participación impuesta que realmente no era imprescindible para contar la historia… pero aun así lo queremos igual.

Sea como sea, es gracias a los escarceos de fuga de Robert Hutch con sus entradas y salidas del campo de prisioneros (hilarante escena de cabeza flotante a la salida de las duchas), que se fragua un plan de evasión grupal tras entrar este en contacto con la Resistencia Francesa: un escape de todos los jugadores aliados a la media parte del encuentro directamente desde el vestuario del equipo visitante del parisino estadio…

Un plan con el que en principio estaban todos de acuerdo, es cuestionado por el pique generado durante la primera parte del encuentro, lo que lleva al equipo aliado a decidir entre aprovechar la oportunidad para huir, o intentar dar la vuelta al desmotivador resultado de la primera parte con las consecuencias que ello conlleve, es decir, elegir entre evasión… o victoria (¡Y vaya spoiler el título original! ¿O quizás no hubo ni una cosa ni la otra?)

El resultado final de tan inverosímil argumento, acaba siendo algo que solo puede ser calificado de un aún emocionante y encantador disparate: el oficial alemán Von Steiner (Max von Sydow) ignorando la ortodoxia política aria y aplaudiendo la chilena cumbre de Pelé, el público de Colombes entonando la Marsellesa, la camiseta del equipo aliado calificada como una de las más bellas que ha vestido nunca un equipo de futbol… son flashes demasiado épicos como para ser olvidados a la ligera, con una conclusión tras el 4-4 con el mandatorio minuto de gloria de Stallone tras el que se deja a la imaginación del espectador si realmente la evasión fue finalmente posible.

Uno de los apartados más destacables de Evasión o Victoria, es su reparto, no solo por la presencia de grandes de la interpretación como Michael Caine o Max von Sydow, sino por la participación en el metraje de estrellas del fútbol de la época como Bobby Moore, Paul van Himst, Osvaldo Ardiles, Kazimierz Deyna o el mismísimo Pelé, como maestro coreógrafo futbolístico, entre otros.

En referencia a las coreografías, no puedo dejar de citar aquí la escena en la que Pelé, aún manco previa entrada rompe piernas de la industria pesada alemana que diría Andrés Montes, se mea a lo Maradona en la Mano de Dios a todo el equipo alemán para acabar anotando uno de los goles más épicos del encuentro, a culminar con el otro momento de lucimiento de Stallone, que acaba desatando la locura con un empate que sabe a victoria.

Pero cuidado, porque quizás el partido aún no haya terminado, y es que el español Jaume Collet-Serra, afincado en Hollywood y director de Sin identidad (2011), Infierno azul (2016) o El pasajero (2018), se postularía como realizador del posible remake planeado para este año 2021... Pese al morbo que me produce pensar en ver a Messi o Cristiano en el lugar de Pelé, cada vez tengo más claro que la falta de nuevas ideas lleva una y otra vez por el afán de hacer caja a profanar clásicos con remakes totalmente innecesarios, con agravante añadido de que en este caso estaríamos hablando ya del remake de un remake…

¿Y a vosotros retrovidentes que os parece la película de John Huston? ¿Creéis tanto como yo que un remake de este clásico de la épica deportiva es totalmente innecesario u os puede el morbo de ver a Messi y Cristiano en el mismo equipo como parte de la nueva alineación del equipo aliado? Déjanos tus comentarios y dinos a quien te gustaría ver en una nueva versión de Evasión o Victoria, ¡nos vemos en la próxima entrada de La Retrovisión!

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