One Hit Wonders
Dícese con esta expresión anglosajona, a todo aquel título musical único, ya sea de solista o grupo, que consiguió llegar al número uno de las listas de su tiempo para luego desaparecer para siempre jamás de la faz de esos tablones de éxito. En mi opinión algo fascinante, teniendo en cuenta que lo difícil pareciera que fuese llegar con un tema al número uno por primera vez cuando quizás el público no conocía a determinado cantante o grupo, pero son casos más frecuentes de lo que cabría esperar, y que muestran una y otra vez como el meteórico ascenso de desconocidos artistas acaba convirtiéndose muchas veces en fulgurantes descensos a los infiernos del olvido.
En algunos casos se trata de grupos que tras haber alcanzado el éxito con su primera canción, nunca fueron capaces ni siquiera de volver a acercarse a las primeras posiciones de una lista de éxitos musicales, aunque no son pocas las veces en que literalmente esos cantantes o grupos fueron únicamente capaces de producir una genial canción. La verdad no osaría opinar sobre qué caso es más raro, si fueron genios, visionarios o fue cuestión de suerte. Da que pensar que algunos simplemente tenían algo que decir y eso fue todo… no más temas y en muchos casos olvido absoluto de míticas canciones que hoy a duras penas cuesta recordar pero que si escuchamos todos (o casi) conocemos.
“Término utilizado a propósito de un artista o grupo musical cuya popularidad o éxito se debe únicamente a una sola canción.”
Wikipedia
Si bien esto era algo que venía pasando desde los años sesenta, fue durante los setenta y sobretodo en los ochenta en que el fenómeno se intensificó, sembrando estilos como el de la música disco de un rosario de incunables éxitos indiscutibles que sin embargo fueron flor de un día, precisamente un poco lo que viene a significar esa expresión de one hit wonder. Y el fenómeno por supuesto ha continuado hasta nuestros días, pudiendo encontrar ejemplos tan bizarros del pop nacional como Macarena (Los del río, 1992) o Asereje (Las Ketchup, 2002) con sus abrumadoras coreografías, a otros más recientes como el del Somebody that I used to know (Gotye, 2011).
Lo más fascinante de todo, es que pese a esos fugaces éxitos, son canciones más presentes en el imaginario colectivo que quizás otras de cualquier otro intérprete de mayor éxito o mayor calidad artística… véase si no como perviven los obscenos ejemplos de abominable arte pop nacional expuestos que conquistaron el mundo… ¡pero si hasta Obama bailaba el Aserejé! También es cierto que otras aún prevalecen y son reconocidas porque constituyeron la masterpiece del blockbuster de turno… normalmente estas son mis preferidas, y es que en gustos musicales tengo debilidad por las rarezas, y concretamente en la música disco, electrónica y dance hay muchas de estas joyas.
Listas de las cien, cincuenta o hasta diez mejores canciones One Hit Wonder de la historia hay muchas. En ellas se puede comprobar lo que comentaba que es un fenómeno que empezó en los tardíos años cincuenta y que ha alcanzado nuestros días. Siendo este un espacio retrovisivo (o más exactamente retroauditivo en esta caso) centrado en la década inmediatamente anterior y posterior a los ochenta (la de mi nacimiento para más datos), citaré algunas de mis preferidas… no serán tantas como cien.
Empezando por la revuelta década de los setenta en los que empezaba a triunfar la música disco, encontraríamos dos temazos de este estilo que todo entendido del One Hit Wonder debería apreciar: la inefable Kung Fu Fighting (Carl Douglas, 1974) y el largamente versionado, pero original, Ring My Bell (Anita Ward, 1979). Sobre Carl Douglas, más que un exótico karateka (o kungfuteka… suponiendo que tal cosa exista) oriental, se trataba de un jamaicano que por méritos propios podría haber sido contemporáneo de Leonardo Dantés, mientras Anita Ward era una maestra de escuela a la que se le apareció la virgen con este éxito… sobre ella nunca más se supo. Mención aparte en esta década merecen las canciones de bandas sonoras, otro de los nichos de proliferación de los One Hit Wonder, y es que 1977 no solo fue el año del estreno de Star Wars, sino también de Rocky y su inmortal Gonna Fly Now (Bill Conti, 1977).
Es sin embargo es en los ochenta donde encontramos ya la droga dura, los sonidos poperos, disco y electrónicos más míticos, himnos que retumban hasta nuestros días y que nos ponen aún el vello de punta. Por poner algunos ejemplos, en los sonidos más electrónicos encontramos temazos como el totalmente instrumental de Crockett de la icónica serie Miami Vice (Jan Hammer, 1985) hasta otros más próximos al pop como Tainted Love (Soft Cell, 1981) por citar algún representante del New Wave que representarían tantos otros.
De lleno en el pop de los ochenta nos encontramos las canciones más míticas, temas como Comme on Eileen (Dexys Midnight Runners, 1982), I'm Not Scared (Eighth Wonder, 1987), el inmortal Take on me (A-ha, 1985), el emotivo Bette Davis Eyes (Kim Karnes, 1981) o las ya más conocidas e inolvidables canciones de Alphaville (Big In Japan, Forever Young, Victory of Love…) o las del mismísimo Black (Wonderful Live o Everything is coming up roses), si bien estos no pueden ser calificados ya de One Hit Wonders. No puedo dejar de mencionar una de mis preferidas retomando el hilo de las canciones de películas: Goodbye Horses (Q Lazzarus, 1988) como tema principal de El silencio de los Corderos (Jonathan Demme, 1991)… Y paro, porque hay muchas más que me dejo pero que como muestra de los ochenta ya me vale porque si no, no acabaría nunca.
Ya en los noventa, y como opinión personal, creo que no sería arriesgado decir que en el oscuro género del dance, bakalao y música de discoteca en general encontraríamos seguramente muchos títulos que podrían ser calificados de One Hit Wonder y que se han esfumado en los abismos del tiempo y el espacio. En este género, artistas con el perfil de Corona, Haddaway, Everything but the girl, Aqua y otros oscuros intérpretes encajarían perfectamente en esa definición… si bien otros como los gloriosos artistas como Gala, 2 Unlimited, La Bouche, Capella, Culture Beat, Captain Hollywood Project… pese a sus múltiples éxitos, quizás solo sean recordados ya por los nostálgicos de la época.
Por citar algún memorable título de los noventa perteneciente a estos géneros más de batalla, me quedaría con temas como One of us (Joan Osborne, 1995), Your Woman (White Town, 1997), I’m the Scatman (John Scatman, 1995) o What is love (Haddaway, 1993) que merecen ser rescatados del olvido. Ya que aquí ha salido la referencia, de bakalao ya hablaremos largo y tendido en otro artículo algún otro día.
Seguro que me dejo muchos y muy celebrados One Hit Wonder de alguna de las décadas comentadas. ¿Cuáles echas a faltar? Déjanos tus comentarios con tus títulos favoritos, seguro que he olvidado muchos que merecen la pena y merecen ser recordados.
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