Cazafantasmas, Más Allá: Volver a ser niños otra vez
Siguiendo en la línea de La Retrovisión de comentar recientes estrenos emparentados con viejos éxitos de la época dorada del cine de acción y ciencia ficción que fueron los ochenta, hoy comentaremos la última entrega de los Cazafantasmas, con Cazafantasmas, Más Allá (Ghostbusters: Aferlife, Jason Reitman, 2021). Está claro que ante la actual falta de ideas de la industria cinematográfica, tirar de éxitos pasados es una tendencia cada vez más acentuada, que transmite una cada vez más evidente agonía de la industria del cine comercial en favor de los contenidos para las plataformas… ¡desafortunados tiempos nos ha tocado vivir!
Pesimismo aparte sobre el futuro de la industria del celuloide, sin duda uno de los largometrajes más esperados en las postrimerías del pasado año 2021 fue el retorno de los Cazafantasmas, pero de los buenos, los originales, los que vimos de niños por última vez ya en los lejanos ochenta, y no ese fallido intento de suplantación perpetrado en 2016 (Ghostbusters, Paul Feig, 2016) por cuatro señoras cuyas aventuras causaron más sonrojo que sensación.
Es palpable que el mayor
acierto de esta última entrega de los cazadores de lo paranormal es no solo
conectar la nueva historia con los personajes originales, si no rodear toda su
trama de esa aura tan ochentera que nos permite soñar con volver a ser niños
durante el rato que dura la película. No obstante tiene fallos e incluso aquí
el recurso fácil y la falta de imaginación es evidente: a parte de las
agradecidas referencias a las entregas anteriores, que no dejan de ser
nostálgicas y establecen un vínculo de continuidad de la nueva historia con las
anteriores, se da también un abuso relacionado con el antiguo mal al que los
protagonistas deberán enfrentarse, apartado en el cual se hubiera agradecido
una mayor originalidad, perdonable no obstante por la nostalgia y porque dé pie
a decir aquello de qué se debe contestar si te preguntan si eres un Dios.
“¿Eres un Dios?”
Gozer la Gozeriana
Hablando de los
protagonistas, este es quizás otro posible motivo de decepción, pues pese a lo
que se pudiera pensar (y un poco así se publicitara, en un alarde de publicidad
engañosa) los Cazafantasmas originales no aparecen prácticamente hasta el
clímax final. Como viene siendo habitual en estas producciones, con Finn
Wolfhard en su reparto como protagonista original de Stranger Things (Hermanos Duffer, 2016) incluido,
los protagonistas son un heterogéneo grupo de niños y adultos entre los que
los primeros, especialmente si son chicas, son siempre los más inteligentes.
No obstante, su conclusión
produce un agridulce sentimiento al reencontrarnos con unos envejecidos Peter
Venkman (Bill Murray), Ray Stantz (Dan Aykroyd) y Winston Zeddemore (Ernie
Hudson) así como con un difunto Egon Spengler (Harol Ramis), que nos devuelven
a la realidad y nos hacen conscientes de hasta qué punto nuestra infancia e
inocencia se perdió para siempre para no volver jamás… si acaso solo de vez en
cuando en unos minutos mágicos en los que podemos volver a soñar en ser niños.
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