The Cockpit: La bestia de la guerra
La guerra… la guerra no cambia nunca, solo los muertos han visto el final de la guerra. Como en La Retrovisión tocamos todos los géneros, hoy me gustaría acercaros The Cockpit (Yoshiaki Kawajiri, Takashi Imanishi, Ryôsuke Takahashi, 1993) una espléndida miniserie (por no decir microserie) de animación japonesa consistente en una película formada por tres OVAs independientes, centradas en varias historias ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, curiosamente desde el punto de vista de los bandos perdedores, y dirigida cada una de ellas por un realizador diferente, en donde se nota la mano de maestros de la animación como Leiji Matsumoto, creador entre otros de personajes como el Capitán Harlock.
Las
historias presentadas en The Cockpit ilustran la desesperación y el sinsentido
de la guerra hacia el final de la contienda, cuestionando los peores aspectos
del conflicto, como el fanatismo, el sacrificio inútil o la obediencia ciega al
mal por el mal. El tono de cada uno de los relatos es en consecuencia pesimista
y apesadumbrado, con las tres historias independientes con el único vínculo
común de la Segunda Guerra Mundial, con una de ellas que gira en torno a la
historia de la última misión de un piloto alemán más quemado con la guerra que
la pipa de un indio, otra sobre el fanatismo y la inducción al sacrificio sin
sentido de un kamikaze japonés y otra, quizás la más amable, sobre un grupo de tanquistas
japoneses en algún lugar indeterminado del Pacífico.
The Cockpit
configura así un curioso tríptico antibelicista realizado por tres directores
diferentes que desarrollan su propia historia, que aunque completamente
autónoma, gira en torno a diferentes facetas o acontecimientos de la Segunda
Guerra Mundial, basados realmente en sucesos históricos más o menos demostrables,
dejando cierta manga ancha creativa al “What if…?” de algunos de los sucesos
presentados, por ejemplo en la historia del aviador, para mi sin duda la mejor
de ellas en donde es palpable la mano y melancolía de las historias y personajes
de Leiji Matsumoto.
“Si tuviera alas en la espalda, echaría a volar lejos de este mundo.”
Pese a que
en mi opinión sea la primera la más destacable, cada una de las tres historias
son interesantes y de buena calidad en general en cuanto a animación y argumento,
siendo quizás algo más floja la de los soldados en el Pacífico. Todas ellas
tienen en común también un sentimiento de dignidad en la derrota pese a que
también muestren los aspectos más negativos del fanatismo y que la guerra nunca
cambia, que saca lo peor del hombre y que nunca está justificada.
Entrando
un poco en detalle, la historia del piloto alemán, al más puro estilo caballero
del aire y as de la aviación, es a mi juicio la mejor como he comentado porque
mezcla la evidencia histórica nada disparatada de la investigación alemana para
el desarrollo de la bomba atómica con el romanticismo melancólico de héroe del
aire del piloto de guerra alemán que sabe que la guerra está perdida pero tiene
la oportunidad de pilotar la mejor máquina voladora de su tiempo... este es el
primer avión a reacción de la historia, el Messerschmitt 262 cuya producción
llegó demasiado tarde para que su uso pudiera marcar una diferencia decisiva en
la guerra, que ya se había perdido.
Tanto en
esa primera historia como en la del kamikaze (palabra que significa Viento
Sagrado) japonés, los duelos aéreos, el fuego, las explosiones... son un
espectáculo impresionante, sobresaliente animación tan característica de los
años ochenta u noventa, que no se queda corta en cuanto a espectacularidad,
fuego y acero, y crudeza, mostrando otros aspectos verdaderos y traumáticos
como fue la instrucción de los pilotos (apenas niños) preparados para ser
lanzados a la desesperada contra la flota americana que avanzaba hacia el
corazón del imperio nipón. El fanatismo llevaba al convencimiento de que no
había mayor honor que morir lanzándose a un honroso suicidio kamikaze contra el
invasor a bordo de los aviones bomba flor de cerezo, que sin embargo no podían detener lo inevitable.
La última de las historias, aunque algo más introspectiva y reflexiva, se queda un tanto pobre comparada con las dos descritas y quizás sea por eso por lo que a mi juicio sea la menos destacable, aunque a la vez es la más optimista y amable de todas ellas. No por eso desmerece en su conjunto este tríptico que constituye tan curioso documento, corto y fácil de ver, que sin duda agradará tanto a aficionados al manga como a interesados en el último conflicto mundial por su curiosa mezcla. Sin duda por ello recomendamos The Cockpit encarecidamente en La Retrovisión.
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